RAJOY
EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS Y SUSANA EN CATALUÑA
Dice el presidente del Gobierno que
este año 2014 será el de la recuperación económica. Que ello será así tras
haber hecho el país lo que tenía que hacer, los deberes que habían impuesto los
potentados europeos. No dice el presidente que España es una nación mucho más
pobre que hace unos años y con enormes desigualdades sociales. Con una merma
importante de los servicios públicos y con una emigración cada vez mayor ante
la desesperanza de obtener trabajo dentro. En definitiva, una caída del Estado
del Bienestar.
No dice Rajoy
qué iniciativa va a tomar para afrontar los cambios necesarios de adaptación de la
Constitución a la nueva realidad autonómica, principalmente
tras la convocatoria del referéndum por la independencia catalana. El Rey se
mostró partidario de esos cambios en su mensaje de Nochebuena, pero el
presidente, como tantas veces, parece mirar hacia otro lado.
El partido del
gobierno hará un flaco favor al conjunto de la sociedad si no apuesta por una
salida de consenso, olvidando que buena parte de la culpa por la situación
creada la tiene el PP al denunciar ante un Tribunal Constitucional politizado
el Estatut que había aprobado el Parlament y el pueblo catalán en referéndum.
Tampoco dice
nada el presidente del gravísimo caso de financiación ilegal de su partido.
Corrupción a la que no son ajenas otras formaciones y que forma parte del
deterioro general de la política española, que alcanza a sindicatos y a la
propia Casa Real, y que provoca una desafección cada vez más generalizada hacia
la política y las instituciones.
El panorama de
hoy mismo y del año que ha comenzado necesita de un nuevo consenso, un pacto
generoso y aceptado por la gran mayoría.
Y en ese pacto
de partidos y comunidades, Andalucía tiene que jugar un papel primordial. No
puede erigirse el gobierno andaluz de izquierda en “garante” de la unidad del
Estado. Su terreno de juego es la comunidad con más paro de España y de la Unión Europea.
Continuar
con programas que palien la grave situación de muchas familias y avanzar en una
verdadera transformación social del país andaluz, profundizar en el
autogobierno, combatir la corrupción de manera decidida y defender la
singularidad andaluza en el concierto autonómico con una clara apuesta por los cambios a los que
me refería con anterioridad, debe ser, y no es poco, la acción política de
servicio al ciudadano andaluz.
Por eso, la visita anunciada de Susana Díaz a
Cataluña para reafirmar una política que corresponde al Gobierno central, está
fuera de lugar. El presidente Rajoy prefiere habitar el País de las Maravillas
y la presidenta andaluza perderse en Cataluña.