viernes, 10 de enero de 2014

RAJOY EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS Y SUSANA EN CATALUÑA





Dice el presidente del Gobierno que este año 2014 será el de la recuperación económica. Que ello será así tras haber hecho el país lo que tenía que hacer, los deberes que habían impuesto los potentados europeos. No dice el presidente que España es una nación mucho más pobre que hace unos años y con enormes desigualdades sociales. Con una merma importante de los servicios públicos y con una emigración cada vez mayor ante la desesperanza de obtener trabajo dentro. En definitiva, una caída del Estado del Bienestar.
No dice Rajoy qué iniciativa va a tomar para afrontar los cambios necesarios de adaptación de la Constitución a la nueva realidad autonómica, principalmente tras la convocatoria del referéndum por la independencia catalana. El Rey se mostró partidario de esos cambios en su mensaje de Nochebuena, pero el presidente, como tantas veces, parece mirar hacia otro lado.
El partido del gobierno hará un flaco favor al conjunto de la sociedad si no apuesta por una salida de consenso, olvidando que buena parte de la culpa por la situación creada la tiene el PP al denunciar ante un Tribunal Constitucional politizado el Estatut que había aprobado el Parlament y el pueblo catalán en referéndum.
Tampoco dice nada el presidente del gravísimo caso de financiación ilegal de su partido. Corrupción a la que no son ajenas otras formaciones y que forma parte del deterioro general de la política española, que alcanza a sindicatos y a la propia Casa Real, y que provoca una desafección cada vez más generalizada hacia la política y las instituciones.  
El panorama de hoy mismo y del año que ha comenzado necesita de un nuevo consenso, un pacto generoso y aceptado por la gran mayoría.
Y en ese pacto de partidos y comunidades, Andalucía tiene que jugar un papel primordial. No puede erigirse el gobierno andaluz de izquierda en “garante” de la unidad del Estado. Su terreno de juego es la comunidad con más paro de España y de la Unión Europea.
 Continuar con programas que palien la grave situación de muchas familias y avanzar en una verdadera transformación social del país andaluz, profundizar en el autogobierno, combatir la corrupción de manera decidida y defender la singularidad andaluza en el concierto autonómico con  una clara apuesta por los cambios a los que me refería con anterioridad, debe ser, y no es poco, la acción política de servicio al ciudadano andaluz.
 Por eso, la visita anunciada de Susana Díaz a Cataluña para reafirmar una política que corresponde al Gobierno central, está fuera de lugar. El presidente Rajoy prefiere habitar el País de las Maravillas y la presidenta andaluza perderse en Cataluña.