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Diario ABC de Sevilla
Algunos
medios publicaron despachos de agencia dando la noticia escueta de la muerte de
José Acosta Sánchez, quien fuera elegido
diputado andalucista por la provincia de Barcelona en las elecciones autónomas
catalanas de 1980. Poca tinta ha merecido este catedrático de Derecho
Constitucional y exmilitante del Partido Socialista de Andalucía y uno de los
ensayistas más importantes en el campo del nacionalismo andaluz.
Desde sus primero libros El desarrollo capitalista y la democracia en
España (1975) Crisis del franquismo y
crisis del imperialismo (1976), El
imperialismo capitalista: concepto, períodos y mecanismos de funcionamiento
(1977) y Andalucía: reconstrucción de una
identidad y la lucha contra el centralismo (1978), su contribución al
estudio del andalucismo, desde aspectos críticos con quienes lo han adormecido
y lo utilizan en tiempo de elecciones, ha sido ampliamente fructífero.
En los inicios de la Transición fue
uno de los ideólogos, junto a José Aumente, del PSA (luego transformado en
Partido Andalucista), pero su enfrentamiento con la dirección del partido
liderada por Alejandro Rojas Marcos, le llevó a abandonar el grupo
parlamentario en el Parlament y el partido.
En aquellas primeras elecciones
catalanas el PSA consiguió dos diputados (José Acosta y Francisco Hidalgo),
todo un éxito para una formación que ya contaba con cinco diputados en el
Congreso, y que comenzaba a preocupar a los partidos de izquierdas,
principalmente al PSOE, que encontró en la crisis provocada por el referéndum
del 28 de febrero de 1980 la oportunidad para desplazar a una organización que
estaba calando en la ciudadanía andaluza.
Acosta Sánchez fue muy crítico con
la gestión realizada por Rojas Marcos, agravándose la situación por el apoyo
prestado por el grupo andalucista en Madrid al presidente Adolfo Suárez en la
moción de confianza planteada ese mismo año.
En Cataluña, donde impartía clases
en la Universidad de Barcelona, desde 1976, desplegó una gran labor entre los
emigrantes andaluces.
Antes de poder acceder a las
lecturas de la obra secuestrada de Blas Infante, su libro Andalucía: reconstrucción de una identidad y la lucha contra el
centralismo, me impactó de manera especial. Con esta obra creció su
prestigio, y como me confesó en una ocasión, desde el PSUC (los comunistas
catalanes) trataron de convencerle para
que ingresara en el partido.
Apartado de la política desde 1988
–fue concejal durante quince meses en el Ayuntamiento de Córdoba, donde
residía–, ejercía de catedrático de Derecho Constitucional de la universidad
cordobesa desde 1996. Desde se jubilación lo hacía como profesor honorífico y
continuaba ofreciendo conferencias y dirigiendo seminarios, algunos de los
cuales tuve el honor de compartir. Recuerdo especialmente el que dirigimos en
el Curso de Verano de San Roque, verdadera ocasión para volver sobre la memoria
de un tiempo y debatir sobre Andalucía.