El secretario general del PSOE no lo tiene claro. O quizá lo
tiene demasiado claro. Esto de tener que repetir que Andalucía ganó su derecho
a ser considerada una autonomía de rango superior, como aquellas de las
denominadas históricas, tendría que ser una explicación de colegio, que ya,
obligatoriamente, debía ser conocida por los que se dedican a la cosa pública.
Pedro Sánchez en su defensa de la España plural deja fuera a Andalucía. Actúa
como lo suelen hacer los nacionalismos del norte, el nacionalismo español y
hasta cierta izquierda, que habrá de ir al “colegio” para conocer la historia
de nuestro pueblo y los hitos del 4 de diciembre de 1977 y el 28 de febrero de
1980. Y no es una cuestión baladí. Ante las tensiones actuales que habrán de
llevar, antes o después, a una reforma constitucional que afronte las nuevas
realidades políticas, Andalucía corre el riesgo de quedarse huérfana. O, peor
todavía, utilizada como la más España de las España, diluyendo, como ha
ocurrido a lo largo de gran parte de su historia, su propia identidad.