El exministo socialista Miguel
Sebastián se ha declarado partidario de la desaparición de las autonomías del
Estado español, permaneciendo tan sólo las denominadas históricas. Esto es
Cataluña, País Vasco y Galicia. Este discurso, alimentado por la crisis
económica, no es nuevo, si bien ha predominado más en los sectores
conservadores.
Las
comunidades reconocidas como históricas lo son por haber contado con estatutos
refrendados durante la II República.
El golpe de Estado que provocó la guerra civil impidió que Andalucía contara
con su estatuto. El mismo movimiento militar asesinó a Blas Infante, impulsor
de la autonomía andaluza.
Durante
la dictadura franquista Andalucía se convirtió en la periferia subdesarrollada
del centralismo. La emigración desangró sus pueblos y su cultura fue
secuestrada por el régimen
Al
desaparecer el general Franco, se reavivó la conciencia de pueblo y se luchó
porque la tierra andaluza contara con el lugar que se merecía en el concierto
estatal. Las movilizaciones de diciembre de 1977 y el referéndum del 28 de
febrero de 1980 fueron momentos cruciales en la lucha de los andaluces por
alcanzar una autonomía en igualdad de condiciones que las denominadas históricas.
Fue el pueblo andaluz, que pagó con sangre ese empeño de no ser menos que
ninguno, el que consiguió su autonomía mediante un procedimiento al que no fue
sometida ninguna otra región.
Otra
cosa es reconocer que muchas ilusiones quedaron defraudadas, que el “desarme”
ideológico llevado a cabo por los distintos gobiernos autonómicos ha
desmovilizado a la sociedad andaluza y le ha hecho perder buena parte de la
conciencia como pueblo diferenciado. Pero el camino no es suprimir lo que tanto
costó, sino profundizar en el autogobierno, en el compromiso con una tierra que
necesita afrontar problemas tan graves como el paro, que la sitúa entre los
territorios con mayor desempleo de Europa. En ser protagonista, como lo fue
durante la Transición ,
de los cambios políticos que habrán de producirse en España, para no ser
arrinconada como pretenden políticos como Miguel Sebastián.