Rescatar
el espíritu del 28 de febrero como fruto de la otra gran fecha histórica del 4
de diciembre, supone hoy un reto para todos los andaluces y andaluzas que
entienden que Andalucía no puede perder las conquistas de aquellas
movilizaciones populares. Este reto toma mayor sentido ante los cambios
constitucionales que se avecinan y donde Andalucía puede perder su condición de
comunidad de primera ganada en la calle y en las urnas en aquellas históricas
fechas.
Más allá de cualquier nacionalismo
etnicista, Andalucía levantó la bandera de la lucha por la dignidad y la
autonomía, conectando con los ideales relegados de Blas Infante. Como destacó
el recientemente fallecido parlamentario José Luis Serrano, no se trataba de
ser una comunidad más, sino como la que más. A partir de entonces el país
andaluz se convirtió en razón de Estado y esa trayectoria reivindicativa de su
ser le convirtió en sujeto político federable.
Ese despertar del pueblo andaluz, todo
el potencial de la juventud comprometida de entonces se fue esfumando. El
territorio andaluz se convirtió en el escenario de la lucha electoral en
función de los intereses de las grandes formaciones, comenzando por hacer
coincidir las elecciones generales y autonómicas, hurtando el debate netamente
andaluz. Para volver a confundir lo andaluz con lo español. Andalucía como la
más Españas de la Españas, desterrando la cultura propia, utilizada como
arma recurrente contra los nacionalismos
del norte, de donde también llegaban los ataques de los gerifaltes con los
estereotipos de siempre.
Fracasado el único partido autónomo y
renunciando a jugar ese papel Izquierda Unida, Andalucía no cuenta con un
Compromis o una Anova que le de protagonismo. Del mismo modo, el partido
emergente Podemos, que tiene la oportunidad de intentar jugar ese papel, tendrá
que definirse si va a ser una sucursal del centralismo madrileño del partido, o
va a recoger el legado del parlamentario José Luis Serrano, “Andalucía como la
que más”.
Porque no sirve el voluntarismo sino la
acción política organizada que valga de motor de movilización, y sea
protagonista ante los cambios del sistema político actual.
De entrada el Parlamento andaluz, que aprobó una proposición no de ley de
defensa del patrimonio constitucional andaluz
-inciativa del colectivo Más Andalucía a través de Podemos-, obliga al
Gobierno autónomo a cumplir ese mandato.
Un mandato que habrá de hacerse efectivo en el marco de la negociación
territorial próxima.
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