La idea de la Gran Caja Andaluza impulsada por el entonces presidente de la Junta, Manuel Chaves, se difumina definitivamente. La integración de Banca Cívica, de la que forma parte la andaluza Cajasol, en Caixabank (La Caixa), sitúa a Andalucía sin peso financiero, a excepción de Unicaja.
La reestructuración del sistema financiero español obliga a fusiones a lo largo de todo el Estado, lo que fomenta la creación de mayores centros bancarios. Sin embargo, Andalucía está perdiendo la partida y se queda sin referentes, absorbidos por la banca vasca y catalana.
Cajasol apostó por un proyecto más allá de Andalucía, confluyendo en Banca Cívica con Caja Navarra, Caja Canarias y Caja de Burgos. Poco ha durado esa iniciativa donde la entidad andaluza mantenía un peso específico.
Los intentos anteriores de crear esa Gran Caja Andaluza son la crónica de un fracaso. Ello ocurrió con la fallida fusión de Unicaja con la cordobesa Cajasur, que finalmente fue intervenida por el Fondo de Reestructuración Bancaria, y tras la subasta pasó a manos de la vasca Bizcaia Kutxa. También fracasó el intento de acuerdo entre Unicaja y Cajasol, extensible a Caja Granada.
Las cajas andaluzas se distinguieron por su labor social dentro de su ámbito de actuación y han formado parte importante del desarrollo económico andaluz. La crisis les ha afectado especialmente y es lógico que surjan entidades solventes. Pero deslocalizar las cajas, perdiendo la capacidad de decisión, no beneficiará a esta tierra, que tanto necesita de entidades propias y con peso suficiente.
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