Es un hecho comprobado científicamente: tres provincias andaluzas se sitúan a la cabeza en índice de mortalidad dentro de España. La comarca del Campo de Gibraltar y buena parte de la provincia de Cádiz constituyen en la actualidad dos de las zonas con menos expectativas de vida. Así lo prueba el Atlas de Mortalidad en Áreas Pequeñas de España, elaborado por un equipo de investigadores del departamento de Ciencias Experimentales de la Salud de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, y publicado en 2001. El Atlas, que divide España en más 2.200 áreas, refleja que en la mitad sur se vive menos que en la mitad norte, y que son las tres provincias occidentales de Andalucía: Huelva, Sevilla, y sobre todo, Cádiz, las que concentran el mayor riesgo de mortalidad. El riesgo de morir en estos municipios del Sur es un 20 por ciento mayor que en el resto del Estado.
Joan Benach, profesor del citado centro universitario y miembro del equipo de investigadores del Atlas, declaró durante una conferencia en el Campo de Gibraltar que la Junta de Andalucía debía afrontar el problema, buscando los motivos reales. Motivos que pudieran ser medioambientales, socioeconómicos, laborales e históricos. En este sentido, consideró necesario la dedicación de los recursos necesarios, “para saber qué está ocurriendo”. Para ello, apostó por establecer un grupo científico de investigación multidisciplinar e independiente.
A este respecto, señaló que dicho trabajo ocuparía varios años y que sospechaba que el medio ambiente, “está jugando un papel importante”, aunque insistió en el problema “puede ser una mezcla de causas”. Para el profesor, hacer frente a la situación no podía demorarse más tiempo. “Tenemos muy poca información”, aseveró.
Si la mortalidad en estas zonas del noreste de Andalucía fuese igual a la del resto de España, se evitaría cada año la muertes de 35.000 personas
Este patrón geográfico permanece inalterable desde que se hiciera el primer estudio, publicado en 1995. El último de ellos, que alcanza hasta 2001 mantiene esta dinámica, y en todo caso la aumenta.
En esa línea, la mortalidad en los últimos 25 años en la zona, donde se concentra un importante polo petroquímico y una gran acería, es superior al resto de la provincia y de Andalucía, según los estudios de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Hecho que quedó patente en las III Jornadas de Salud celebradas en 2002 en la ciudad campogibraltareña de La Línea, donde se dio a conocer que todos los años más de 500 personas mueren de cáncer en la comarca y que la esperanza de vida en la ciudad de La Línea es la más baja de toda la provincia de Cádiz
Ha sido el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el organismo que recomendó a la Junta de Andalucía la reducción de las emisiones de dióxido de azufre y de níquel en la comarca, tras el estudio realizado sobre contaminación atmosférica en la zona. Dichas emisiones estaban en el límite o superaban los propuestos por la Unión Europea. Estas conclusiones formaban parte de la investigación del Plan de Calidad Ambiental del Campo de Gibraltar, que titula la propia Junta de Andalucía.
El ministerio de Medio Ambiente, en su Informe de Verificación de Emisiones de 2007, publicado en mayo del siguiente año, revelaba la desviación sobre el techo máximo de emisiones de dióxido de carbono de origen industrial, y que situaba en el 3,68 por ciento (330.329 toneladas más), por encima de los límites determinados por Kyoto para ese año. La comarca cuenta con catorce instalaciones industriales que se rigen por este acuerdo internacional. De ellas sólo cuatro (Cepsa, Acerinox, Torraspapel y Cerámica La Esperanza) fueron las únicas que cumplieron con esos objetivos.
Por su parte, el Observatorio para la Sostenibilidad de España (OSE) en su informe sobre la calidad del aire en las ciudades, según publicaba el diario de Algeciras Europa Sur en su número del 20 de agosto de 2009, recogía que los habitantes de las poblaciones campogibraltareñas de San Roque y Los Barrios tienen una probabilidad más alta de sufrir cáncer como consecuencia de la presencia industrial en sus respectivos términos municipales. El estudia aludía a que la presencia de la industria química, energética y de metales pueden elevar la mortandad entre sus poblaciones en un 15 por ciento respecto a la media.
Para colmo de males a finales de mayo de 1998 se produjo un accidente radiactivo en la empresa de acero Acerinox, situada en el término de Los Barrios. La acería fundió chatarra radiactiva, probablemente procedente de algún país del antiguo Este europeo. El escape fue de cesio 137, un isótopo muy volátil y con una vida media de 30 años. Los efectos fueron detectados en Francia e Italia. Sin embargo, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) señaló que los vientos reinantes habían desplazado la nube radiactiva sin afectar a España. La asociación ecologista Verdemar denunció que un accidente similar se había producido en octubre del año anterior, aunque la empresa lo negó.
A todo ello se une la estancia de submarinos británicos de propulsión nuclear en la colonia de Gibraltar. La situación adquirió especial gravedad con el remolque del sumergible “Tireless”, que permaneció averiado en el Peñón, hasta que fue reparado, y que provocó la movilización de la sociedad campogibraltareña, a excepción de los miembros del Partido Popular, entonces gobernante.
Aparte de que la cuestión mediambiental tendrá un protagonismo importante en este grave problema, el triángulo de la muerte de las citadas provincias permanece inalterable desde 1915, especialmente las de Cádiz y Sevilla. Indudablemente, la mezcla de factores que anticipaba el profesor Benach, estaría presente.
A este respecto, en mayo de este año, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) difundió los resultados de varios estudios de salud pública entre sus profesionales. En ellos se concluía, contradiciendo los estudios antes citados, que no se hallaba relación entre la cercanía a un foco de contaminación y el mayor riesgo de muerte por tumor. Del mismo modo, se aludió a un estudio sin publicar, realizado por el epidemiólogo Antonio Escolar, dando cuenta que antes de la implantación industrial, ya existía una sobremortalidad, atribuible a la estructura socioeconómica de la zona y su relación con Gibraltar, en cuanto al consumo de tabaco.
En cualquier caso, ambas combinaciones: contaminación industrial y el subdesarrollo e interdependencia a que fue sometida históricamente la comarca, ha llevado una realidad incuestionable: el Campo de Gibraltar forma parte del terrible triángulo de mayor mortalidad dentro de España.
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